Le doy la espalda al deseo, huyo cobardemente, me arrojo a los brazos de la incertidumbre y vuelo junto con ella, el paisaje es incierto, muy prometedor, no puedo evitar voltear a verte y extrañarte, pensarte tan mío y tan lejos, que estoy a punto de soltarme, el dolor me regresa y sufro, me alivia la esperanza y algo de un consuelo tibio y desenfadado. Te pienso, no puedo evitarlo.
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